DIARIO DE ZOLPIDEM: LA CASA EN DONDE SE SALVÓ MAMI

 

TOMO I



Lunes 29 de julio, 10.40am_Candelario. El color del día se va intercalando del amarillo al grisáceo, conforme la luz del sol atraviesa las nubes de un nublado mediocre. Ignoro si la asociación de palabras genera nuevos pensamientos que se relacionan con nuestra idea anterior, puesto que me acordé de un maestro que nos decía: Lo importante es no ser mediocre. Nos instruía en una materia relacionada con la política. Cada tantos pensamientos se cruza la imagen de Agustina buscando camorra o de Miguel Ángel también, aquellos vecinos que me tocaron la puerta las Navidades pasadas para provocarme con sus amenazas de 3 al cuarto. Como decía Hermes Trismegisto:


No gusta el hombre con bondad a la multitud.

Le humillarán...

Le golperán...


Y si pueden lo matarán.


Ellos se han convertido en mi pensamiento permanente. Tal y como si estuviera enamorado, son el primer pensamiento del día antes de abrir los ojos. Me ayuda el no pensarlos mientras trabajo en la demanda o en mi defensa. Ayer por ejemplo terminé de escribir la citación de testigos y las preguntas que voy a hacerle en el juicio a Andrés. Sin embargo las cosas se han orquestado en lo que se podría llamar un orden consolativo. Aguardamos ansiosamente la deliberación de las vistas. Ambas tienen 10 días de diferencia.

20 de agosto, 8.15am_ Ayer mamá tuvo un día de mierda. Cuando se hizo la tarde se fue hasta el médico sola para ver si no le daba su receta del Zolpidem. No sé si consiguió lo que se propuso, el hecho es que al regresar a casa se puso a despotricar en contra del médico y sobre todo contra papá. Y así estuvo toda la tarde hasta que oscureció. Cobró sus quinientos euros; para ver si podía llevar mejor su abstinencia compró una botella de anís para beber su medio vaso a la noche y que el alcohol la ayude a dormir de golpe. De todas maneras se despierta bastante, pero se vuelve a dormir sin chistar ni nada que sea raro. Yo en cambio fui al herbolario y compré una mezcla de tila y azahares, a ver si cuando se toma todos los remedios las infusiones la pueden ayudar a dormir un poco mejor. Mientras preparo las infusiones me siento un poco artesano: dejo que hierva el agua, 4 cucharaditas de tila, 10 minutos de reposo y ya está. Amén de su nerviosismo, algo mágico hay en mamá. Ella siempre me dijo que a las plantas hay que regarlas; cada vez que le ensené cómo estaban, ella nunca dejó de insistirme en que les echara agua en todo momento. Yo no le hacía caso, pero un día, para que agarre confianza en sí misma, le pregunté si no me las quería regar. Y así lo hizo durante dos días seguidos.

El caso es que ayer por la noche, mientras observaba al luego Renacido noté que en uno de sus brotes tenía algo de diferente: le habían crecido 2 ramas nuevas.

Después de 4 años, Albur sigue renaciendo. Lo acompaña un yuyito alto, alto, que germinó junto a una piedra que hace 10 años cogí del fondo del Tormes. Al separarlos desenterré sus raíces completamente. Luego de 4 días aún tengo miedo que alguno de ellos se muera. Quiázás les ayude a vivir la magia que les trasmite mamá. En cuanto a los limoneros que han nacido en abril, finalmente hoy entré al primero para que me haga compañía mientras escribo. Ha sido el último en germinar. Su pequeñez me hizo elegirlo para plantarlo en el plato de Bob Esponja, donde le servíamos leche templada a la difunta Valentina, 3 años atrás de hoy. Tan solo tiene 3 hojas. Si un día le crecen 4 significa que estará vivo.


2019


Comentarios

Entradas populares de este blog

Como si fueran italianos de principios del siglo XX

Por cada micrón que avanza sus antenitas negro-azabache trepidan epilécticamente para husmear todo lo que hay delante de él

(¿Se dice buenas o buenanuevas?)