DIARIO DE ZOLPIDEM: LA CASA EN DONDE SE SALVÓ MAMI
Viernes 1 de noviembre, 11.11am_Diario de Zolpidem. Día 1, mes 2. Me da la impresión de que mamá elige tomar zolpidem para no sentirse tan sola. Ayer volví a casa y me preguntó por una caja de ruleros que está buscando desde hace unos días. Y me dice: ¿No viste la caja de los ruleros escondiste recién? Entonces camina tambaleante por los pasillos, rebotando de una pared a otra.
Después de 15 minutos el efecto se le empieza a pasar. Abre todos las cajoneras que puede, por ejemplo, emcuentro las puertas abiertas de mi ropero, o sino en la pieza de al lado, el escritorio que era de mi hermana aparece con una escalera de cajones abiertos, en esa habitación las puertas de los roperos las deja abiertas también... así como las de entrada al piso. Ayer dejó el secador del pelo encendido sobre la cama, y cuando lo fui a apagar me dice ¡Nooooooo! ¡Si eso no quema!
Domingo 3, 7.30pm_Me parte el alama ver a mamá un minuto después de que toma su dosis de zolpidem. Ya al mediodía antes de ir a verlo a papá, se sirve un vaso de fanta y se administra media pastilla. El resto lo guarda para después. Hoy volvió bien de la calle, jugamos una mano de Chinchón a 200. Después me vi una pelí cula y cuando terminó fui a ver a mamá, estaba sentada en la cama grande mirando los adornitos del modular como si fueran la tele. Supongo que esos eran los primeros efectos del narcótico y para no ir dando tumbos se sentó en la cama a esperar a que le pasara la efervescencia. Es como si estuviera ebria. Disimula lo más que puede el estado de omnubilación, como para que no me dé cuenta que se tomó la media píldora que le sobró de hoy. De todas maneras procura que yo la vea tomándola, porque se sirve la fanta delante mío y se lleva a la boca los dedos haciendo pinza.
Cuando se termina la efervescencia de los primeros minutos, se dedica a abrir y cerrar cajones en las cómodas y los armarios. Y para justificar su delirio me dice ¿no viste mi agenda? Puede quedarse horas representando ese sinsentido. Desde mi pieza oigo las chanclas andando por las distintas habitaciones del piso.
Por otro lado ya terminó el puente de Todos los Santos y Andrea ya volvió de Madrid, supongo de visitar a su madre. Lo primero que reconozco son sus pasos, como si permanentemente pasaran por todo el techo un rodillo con un zapato con taco. El toctoctoc va y viene por todo el apartamento una y otra vez. Acompañando el esdrújulo martilleo, las ruedas de una maleta que van dejando equipaje por los distintos salones de la vivienda. Durante todo el puente he sido testigo indirecto de las típicas y esperables costumbres de su invisible compañera de piso. De vez en cuando se oyó arrastrarse la silla de la cocina-comedor, pero todo dentro de unos lógicos límites de tolerancia. De repente ella llega y provoca más ruido en 20 minutos que la otra en todo el fin de semana.
La peor tortura son las constantes oleadas de las ráfagas de sus conversaciones. Aquí en la pieza parece que dejara caer al piso cosas adrede. De repente un ¡Blúm! o una silla que se arrastra aguillotinan mis pensamientos, aunque tengo puestos los cascos con radio Clásica, las vibraciones de su vocerío lo traspasan todo y me alteran el corazón sobresaturado de su existencia.
Lunes 7.30am_Andrea se estará por levantar de un momento a otro. Ayer se quedó hasta la una o una y media, sólo a ella se la escucha. Parece mentira, pero ahora que la música de los vecinos cesó, ella acapara toda la atención de mi mente.
Conmigo están pifarré y albur. Un pequeño limonero ocupa el sitio de Renacido, quien al quedarse sin una hoja ya no será mi gran motivo para la inspiración. Al contrario, me apena verlo con sus 3 ramas todo raquítico y flaco. Le puse Recién nacido, fue el primer limonero que nació. El lógico sistema de su evolución es la única cordura en este sistema de indeterminaciones en el que acabaron todos los proyectos y expectativas que tuve.
Hace 3 o 4 días que no ando en bici, la liviandad de los vientos subtormesinos desordena la armoniosa apariencia de una Salamanca aún obscura. Sobre el amor y Mireia ya casi no escribo más. Tanto revuelo en mi vida le fui quitando lo lindo a todo. Igual a una rana que se calienta, el día menos pensado me di cuenta de que en mi vida había perdido el sentido común todas las cosas.
Martes 5, 8.45am_Aunque las chicas de arriba me han despertado, hoy tengo ganas de escribir sobre los almendros y pifarré. Como dije, el primerlimonero que nació le puse recién nacido. A Sonia le había hablado de él en la carta, y aunque estamos peleados los limoneros me hacen pensar en ella. A recién nacido se le secó el último entrenudo, el que tiene más alto. Si continúa creciendo no será para arriba.
Pifarré en cambio está en su verdor intacto. Sus hojas más grandes parecen escudos del Capitán América cuando pelea en Wakanda, orejas verdes del franmasón Micky Mause germinando a lo largo del tallo verde manzana. De los almendros únicamente queda lo que quedó de albur. Después del trasplante se elevó 25 centímetros a lo mejor.
Las chicas de arriba continúan haciendo ruidos, preparativos para salir de casa supongo. Si me levanto para ir al baño viene conmigo el alboroto de su revuelo. Es como si revolvieran un arcón lleno de zopatos alterada e indefinidamente: cuando comienzan los ruidos nunca se sabe cuánto van a durar. Cuando uno empieza con otro; cuando acaba de revolver el supuesto arcón empieza con el indeterminado taconeo en el techo. Si hay suerte, no sale con la maleta de ruedas. Y si no hay suerte la va arrastrándo por los diversos salones del piso, únicamente hay silencio cuando se va o cuando va al baño. Ni siquiera cuando duerme estoy tranquilo: su cama chirría con cada vuelta que da. Ayer estuvieron hasta las tantas, mamá pone cara de asombro y me pregunta ¿y eso qué es? Entonces yo le señalo el techo y le explico que las de arriba acaban de mover muebles.
noviembre 2019
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