DIARIO DE ZOLPIDEM: LA CASA EN DONDE SE SALVÓ MAMI

 


Jueves 6.50am_Una gotita de rocío se mantiene haciendo equilibrio en el borde de la última hoja de pifarré. Ha muerto en él el último entrenudo que tenía, y que había inaugurado el añorado crecimiento de las plantas de limoneros en la casa de Candelario. Les confié su existencia a Sonia, siento que se quema una parte de mí ahora que nos peleamos, pero no voy a entristecerme por ello ahora, cuando es un día que he dormido muy bien. Pero omitiré a escribir cosas feas Una taza con rosas y inscripciones líricas, mientras me dedico a saborear el café suavizado innecesariamente con leche en polvo me doy cuenta de que ya se está levantando Andrea: siento los golpes que intercaladamente suenan arriba. Ayer me dediqué a leer la Ley de discapacidad: voy a empezar denunciando a los traumatólogos, me quedan unos 5 años para hacerlo hasta que prescriban sus infracciones. Otras reclamaciones que antes no hice ante la justicia me rondan por la cabeza insistentemente. Por ahora vamos a dejar paso al curativo ejercicio de la creatividad. Lamentablemnte mamá sigue enganchadísima al zolpidem, ayer se quedó horas y horas en la pieza; mientras tenga zolpidem no va a hacer esfuerzos que ella no quiera.

La cama de Andrea cruje como una canoa, entretanto el galicinio apareja un cielo absolutamente escampado. Será propio para ir en bici. Andrea camina por el piso de arriba, más suavemente de lo que ella acostumbra. Después de oírse el abrupto ruido de una persiana que se levanta, Andrea se sienta otra vez en la cama, quizás para calzarse las botas altas. A las 6 y 10 se escucharon pasos apresurados y la puerta de entrada que se cerró súbitamente. A lo mejor me equivoque pensando que es ella la que se marcha, pero me quedo experimentando un gran alivio al no escuchar más ruidos arriba mío.

A estas horas, aún lo tengo presente, me venían a poner ruidos.


Bueno, el cielo está totalmente despejado. Hoy seguro llego a la Mata. Siempre pienso en los caballos. Sin ellos al viaje le falta algo.


7 de noviembre


Comentarios

Entradas populares de este blog

Como si fueran italianos de principios del siglo XX

Por cada micrón que avanza sus antenitas negro-azabache trepidan epilécticamente para husmear todo lo que hay delante de él

(¿Se dice buenas o buenanuevas?)