DIARIO DE ZOLPIDEM: LA CASA EN DONDE SE SALVÓ MAMI



Miércoles 20 de noviembre, 8.10 am_Diario de zolpidem. Hoy me espera un día ruidoso, aunque repleto de pasos finales que me aproximarán a la conclusión de mis proyectos. Sin embargo, ahora desearía escribir acerca del día de ayer.

Deben de haber pasado ya 20 fechas desde que mamá se decidió a no tomar más zolpidem. La observo y no me lo puedo creer. Solamente me quedan buenos recuerdos de ella cuando me voy a dormir. Desde que me despierto está activa. Ayer al levantarme fui a verla pensando que aún iba a estar dormida. Pero me produjo una inmensa alegría ver que ya estaba con la luz encendida, recostada y sosteniendo aún en sus manos una revista de la farándula, distendida y concentrada en su lectura amarillista. El amor que me trasmite su buena salud consigue que vea la vida a través del cristal del encanto. Incluso la tranquilidad que hay en casa mejora espontáneamente la calidad de mi caligrafia media turuleca. La presión del boli es más firme, también lo es la intencionalidad que pongo en los trazos del alfabeto, me salen más precisas las virgulillas. Todo es mejor con mamá estando bien.

Secundando la taza de café de esta mañana, me siento invitado a continuar escribiendo sobre la finalmente sanadora calidad del día de ayer. Tampoco la he sentido a Andrea en todo el día, únicamnte la elevada alarma de un móvil me hace entender que ya ha regresado a casa, algún taconeo en el techo o la puerta de entrada que se golpea al cerrarse. No quiero olvidarme del bendito Pifarré, mi preferido. Tan solo diré que está hermoso.

Todo tiene más alegría desde que mamá está bien.

Jueves 11.30am_Diario de zolpidem_Acabo de regresar del juzgado, vengo medio tristón sabiendo que me han rechazado la denuncia penal contra Emiliano. Tengo 10 días para apelar. Hablando de eso, mamá está pensando en volver al médico para pedir zolpidem. Me da un poco de miedo, hace ya un mes y pico que no toma y cada día que pasa me quedan hermosos recuerdos de mi relación con ella. Ahora revuelve cosas en un cajón de la cómoda de pino, me comentó que ayer se despertó varias veces.

Afuera llueve, pero Pifarré y los demás están aquí conmigo. Arriba las pibas joden, trato de aguntarlas con afirmaciones, pero ya me están dando problemas en la salud. Se hace imposible dormir con ellas arriba, y sin la radio es mucho peor.

Sábado 11.30am_Será porque mamá sigue aguantando sin zolpidem, será porque luego de 5 días me fui en bici hasta Monterrubio. Será por el esplendoroso día de sol, por el café negro o por la hogareña compañía que me están haciendo las plantas. Pero a excepción de algún que otro pensamiento o recuerdo oscuro, hoy siento que nos espera un buen día en mi corazón.

Se ve que Tiny vino a acomodar algo al piso de al lado, levanta la perciana, da unos golpes en la pared como si estuviera cambiando un cuadro. Se escucha algo de música pero suavecita. Eso me enerva pues me hace acordar a los meses de acoso que perpetraron. Pensé que la iba a dejar prendida hasta la noche, tal y como lo hicieron antes. Pero la acaba de apagar para irse hasta la próxima vez. Desde que Rosalía les dijo lo de la música, no volvieron a molestarme. Siempre que pienso en cómo contarle esto a un juez me da mareo, fueron 6 meses de delitos entrecruzados. Igual todavía me están buscando... pero voy a actuar de otra forma. De todas maneras tengo miedo que un día la Agustina se revire y me ponga la radio con el temporizador programado para las 10 de la noche.

Esta tarde veré si puedo encontrar la manera de denunciar a las chicas de arriba por ruidos. Mamá acaba de levantarse y está genial, eso es lo que importa. Voy a llevarle un café y exclama “¡Hooola Tesoro!”



2019


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