Jueves 8 de diciembre 8am_Estaba ilusionado porque Andrea no volvió ayer, el domingo mejor dicho, pero me había olvidado que el puente termina hoy. Así que por la tardecita-noche los micros de Madrid traerán de nuevo su gritería. La caldera en acción es un indicio intocable de que alguien está por arriba utilizando el baño, quizás sea ella que ha regresado ya, pues la cama de arriba jodió de noche.
Mamá continúa sin zolpidem. A lo mejor papá se fue de casa para que ella no tenga más la injusta necesidad de emborracharse con esa droga con tal de no aguantar sus tinglados psíquicos. Después de 40 años de casada, la mente de mami será como el tren fantasma. De a poco se va arreglando: ayer nos miramos toda la película de Bárcenas, y comentaba las declaraciones de Luis con un ¡Ay qué hijo de puta!
Miércoles 7.15am_Enfrente mío está pifarré con su silueta verde y fibrosa, diríamos que empapado a causa de la lluvia reciente. Un canto rodado, típico de las tosqueras, le acompaña desde siempre en su improvisada maceta de latita de chocolates.
Aparentemente ya estaba Andrea. Pronto se escucharían sus ruidos habituales, emblemáticos tormentos de su desconsiderado horario de levantarse. Lo que no he vuelto a escuchar fueron sus taconeos, eso fue desde que le toqué el timbre y le dije que era una insoportable. Cambiando el tema para no pecar de masoquismo gratuito, ya tengo listas las semillas para sembrar un manzano casero y en uno de estos luminosos días lo plantaré. Por otro lado mamá sigue genial. Cuando conversa siempre atina, y soluciona las cosas como lo debe hacer. Su sentido común es extraordinario y siempre mantiene su buen humor. Tengo un poco de miedo, porque ya anda sugiriendo desde hace unos días que debe ir al médico a buscar ansiolíticos para que forzarse a dormir, tal y como lo hacía cuando se mandaba las maquiavélicas benzodiacepinas.
Lunes 17, 11.22am_Diario de zolpidem. Mamá continúa sin tomar zolpidem. Temo que cuando vaya a buscar los otros, Emiliano se lo recete y ella empiece a tomar otra vez. Estos dos meses han sido increíbles. Cuando estoy en casa siento el amor de hogar que no había sentido en toda mi vida. 2 días atrás se quedó hasta tarde ella sola mirando una con Dustin Hoffman. Al otro día me la contaba.
Andrea regresó ayer, hasta las 12 y pico estuvo gritando, y por la tarde rompió las bolas con los tacones. El telediario de ayer denunciaba nevadas para que bajarían hasta los 6oo metros Nadia, pero afuera hasta brillo el sol. El viernes fue el cumpleaños de Sonia, tengo miedo de verla después de cómo nos tratamos la última vez. Se avecinan los juicios, seguramente me condenen por el insulto. Pero vaya que sucedieron cosas. Quizás todo esto se hubiera podido evitar si yo hubiera puesto la otra mejilla. Pero me han atacado de tantos lados que no me dio tiempo ni siquiera a considerarlo. Hoy finalmente haré la queja al equipo de trauma. Estoy muy emocionado, si aceptan la denuncia será como vivir en Caballos Salvajes de Piñeiro. Me entusiasma vivir cosas así
Temas aparte, por otro lado está pifarré siempre aquí, acompañándome mímicamente con su existencia. Nos enfrentamos el uno al otro, él en su macetita de chocolates y yo en la pesada silla de maderas encuñadas unas con otras. Absorvo su imperceptible crecimiento como un tesoro de proteínas espirituales. Y hablando de roma, en la otra punta del cristal fumé descansa mudamente Recién nacido, quien ha pegado un estirón de otro entrenudo desde la última vez que lo analicé. El desenlace de su anatomía verdosa es indiscretamente inusual para lo que va de año. A lo mejor es un expresivo agradecimiento al gesto de tuve de regarlo con medio vaso de agua mineral después de que habían pasado unos días. Y los capicúas no cesan en su ininterrumpida manifestación en la progresiva pantalla del reloj digital: 11.55, 12.12....
2019
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