Tiene conductas de un fumador que no quiere que lo vean fumando

DIARIO DE ZOLPIDEM: LA CASA EN DONDE SE SALVÓ MAMI



Epifanía, 6.15am_Las hojas secas de Pifarré contrastan pictóricamente con la estación invernal. Aunque no le han crecido nuevos entrenudos, recién nacido pareciera haber pegado otro estirón. Mamá sigue dormida y la caldera se enciende cuando los vecinos de arriba se lavan las manos. En los meses fríos aún es pronto para el galicinio. La serenidad y la niebla se funden en una homogenización pantanosa, tornando la atmósfera de Salamanca en un caldo de cultivo amarillento que incubará las venideras idiosincracias promiscuas y desopilantes. El barrio de San Bernardo es previsiblemente pacífico estos momentos. La mayoría de los salmantinos descansa a estas horas intempestivas, programadas providencialmente para la gustosa labor de la escritura manuscrita. Como dice mamá, “entre gallos y mediasnoches”, el pasado siempre al acecho a ver con qué nos puede venir a atormentar. Todo es importante, pero las cosas urgentes de recordar son el letargo de mami. Ya van 3 días que no se levanta de la cama gracias a que Emiliano le recetó zolpidem. Tiene conductas de un fumador que no quiere que lo vean fumando. Y me dice ¡Noooooo!... ¡Si no tengo zolpidem! Y al rato le veo media pastilla sonambuleando sobre el cristal obscuro de su mesita.

Las niñas de arriba han vuelto a hacer de las suyas. Ayer discutí con el padre, quien al principio también me mandó a tomar por culo. El hijo de puta me dijo que me ponga unos tapones.

Jueves 10.40am_Mañana ya es el juicio. La Providencia ya tenía escritos los designios necesarios para complicar aún más el desarrollo de mi acusación. Resultó que mamá sí tenía zolpidem. A las 7 y media de la mañana se apareció en mi cuarto buscando la demanda e incapacitación que le había enviado papá. Ayer a la tarde ella tenía una, inlusó la llevó a Polémica para ver si no podía ver a un abogado. Después la guardamos en su agenda. Ayer ordenamos mucho, yo le insisto para que escriba. Después se tomó la media pastilla de zolpidem que le andaba bailando el agua a la buena salud de la sanidad pública. Lo sé porque hoy encontré la otra media que le había sobrado sobre el mantel. Ella, pobre, hace el esfuerzo y por unos días no ingiere. En el período de abstinencia lee afirmaciones, revistas de ciencia, ordena la casa, hace planes para el futuro o se levanta temprano. Todas cosas constantes. Luego vienen las recaídas. Gracias a esa temporal desintoxicación, al reincidir en la dependencia, con media pastilla consigue el efecto que antes le hacía una.


Dnld 2020

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