Como si fuesen legislativos opinadores de palabras santas cuando se trata de diagnosticar sobre la salud de los ciudadanos

28 de enero de 2020, 11am_Diario de zolpidem. Para que nos alcance el dinero he decidido dejar de pagar el gas. Mamá aún sigue en la cama. Todo indica que continúa sin zolpidem. Recién fui al living a despertarla, me pidió amablemente que la dejara un ratito más. Pero ya la estoy viendo que se levanta. Se despierta ni bien la toco, al contrario de cuando se mandaba sus zolpidemnes, que pasaban 20 minutos moviendolá igual que si atravesara un estado de coma glasgow.

La maldad que hay en el mundo es incuantificable. Con cuántas fuerzas se complotan las energías hostiles con tal de derrumbar lo que uno está construyendo, con tal de que no prospere la sanidad.

Jueves 30 de enero, 12.34am_Mamá continúa sin zolpidem. No duerme muy bien de noche, y a veces sugiere que tiene que ir a buscar . Ya van 25 días sin esa mierda y mamá está mejor que nunca. Nos tiene preocupados la demanda de incapacitación que le envió papá. Quizá todo era necesario, quizá era la única manera de que mamá se empezara a mentalizar de que tenía que ir dejando la mierda esa.

En el lado más funesto de las noticias, Andrea ha regresado no sé de dónde. Ya a las 7 empezaron los golpes, y ayer hasta las 12 golpendo el techo. Pero hoy empecé el día con tuti; a media mañana llegó la denuncia de I´Thos, aunque no tengo fe en que pueda probarlo. Me emociona enfrentarme a la enmarañada travesía de conseguir las pruebas.

Por un lado, mamá se reusa a modificar sus hábitos de sueño. Por el otro, me pone nerviosísimo pensar en el alboroto que voy a tener que aguantar a lo largo de todo el día mientras Andrea esté por aquí.

Sábado, 11.20hs_Mamá sigue durmiendo, recién fui a verla y parece que quiere seguir durmiendo un rato más. Lo más importante es que tengo pensado algo para que duerma mejor. Se trata de repetir lo que leemos pero con nuestras propias palabras.

Anoche, leyendo a Severino Boeccio, comprendí que reformulando las oraciones con nuestras propias palabras, esa incomodidad que navega frecuentemente en nuestro espíritu desaparece. Es un camino largo, luego de estar anulado por tantos años a nuestro pensamiento le cuesta reencontrarse consigo mismo.

Radio Clásica y los limoneros hacen una poética combinación que le da un clima de estudio profesional a la habitación quieta

Domingo 11.34am_El ensoñado Pifarré continúa aquí conmigo, con su fibonacci más alta que las demás y alguna que otra hojita más seca. Diciembre y enero diezmaron su bonanza efímera con perseverantes heladas. Ayer fueron todas buenas noticias, salvo que mamá no pudo dormir en toda la noche. O al menos eso me dijo. Cuando la fui a arropar se hizo la pobrecita, con malicioso disimulo me cuenta “¡Ay!... ¡Y yo sin pastillas!”, como tanteando mi reacción, a ver si al menos se va a pedir zolpidem. Hoy se está por cumplir un mes que no toma. Creo que esta es la vez que más aguantó. Pero la dependencia psicológica siempre la está tentando. Me pregunto si su resistencia a cambiarse de médico de cabecera se deba a quedarse con Emiliano porque le da zolpidem cuando ya no pueda aguantarse más.

Cambiando de tema, en la biblioteca pegué buena onda con Manoli. Siempre había pensado en ella, pero estas últimas veces que la vi me contesta con una sonrisa a mis miradas.

Martes 8.20am_Finalmente ayer me entregaron los informes de psicología. ¡118CI! NORMAL-ALTO. Será un palo en la rueda para el de los asistentes sociales y para el de la enfermera. Siento un orgullo que no recordaba desde hacía más de 20 años. Serán una gran herramienta para ayudarla a mamá con la demanda de incapacitación.

Ni albur ni recién nacido están aquí para acompañarme. ¿Mireia? La vi por última vez cuando me peleé con César. Para hablar de otra cosa, de lo que implica a este cuaderno, ayer mamá se durmió a las 3. Eso me da fuerzas para seguir luchando, digo, autoimplicarme de lleno en la lucha por mejorar su salud. Denunciar cada dos días a los médicos o al sistema farmaceútico, quedarme a su lado el tiempo que me requiera para que esté lo más tranquila posible... quizá salir menos en bicicleta hasta los pueblos de la Armuña para que no se quede solita en casa. Hablando de Roma, creo que hará un lindo día para ir en bici hasta allá. Experimento cierta desconfianza si acaso vienen nubes violentas. Pero siento curiosidad por lo que pasará en la biblioteca, siempre que voy es una nueva con los seguratas de Eulen.

22hs_Desde hace más o menos un mes la loca de Andrea se ha calmado un montón. Quizá se haya enamorado, y el amor le ha devuelto la cordura a su corazón. Durante el día la oigo que habla pero ya no hay tanto griterío. Tal vez alguien que nunca vino esté viviendo con ellas, y a los ojos del nuevo Andrea espera ser más ubicada. Aunque no dejan de ser contínuos, los taconazos en el techo son considerablemente más suaves. Pero cansan igual. Cada día mamá está un poco mejor sin zolpidem.

Miércoles 8.40am_Diario de Zolpidem_El descubrimiento de Radio María me hace sentir acompañado, como si alquien me protegiera las 24 horas. Sé que en cualquier momento podré encenderla y será como si releyera los Evangelios. Como si cuando quiero me fuera a misa. Andrea ya empezó con su parloteo. Parece que ya no se levanta a las 8 y media y no usa tanto los tacos. Anoche me desperté a la 1 de la mañana, fui a verla y mamá aún estaba despierta leyendo una revistita.

Dice mamá que no durmió en toda la noche. Era de esperar, el día anterior se levantó a las 5 de la tarde. Aprovechó su largo insomnio para leer artículos y afirmaciones. En la mesa de luz tenía servido un dedo de anís, y apenas fui a verla se quejó de que no tenía pastillas. Eso me aterra, temo que cualquier día de estos se vaya a lo de Emiliano en busca de medicamentos. Porque seguramente Emiliano le va a encajar zolpidemnes. A pesar de que pongo todo mi empeño, siento que no la estoy atendiendo muy bien del todo. Leímos afirmaciones durante casi una hora, se ve que a mí también me surtieron efecto, porque cuando desperté eran las 8 menos 10 de la mañana.

Jueves 11am_Diario de zolpidem. Hace un momento fui a ver a mamá, me abrió la puerta para decirme que aún no se va a cambiar de médico de cabecera. Ayer dice que tampoco durmió en toda la noche. Parece que tuviera miedo de salir a la calle, mejor dicho de salir de la cama. ¡Maldita sea! Cuando sea viene a joderme y no se quiere levantar para ir a cambiar de médico. Ya llegará su hora, como diría Próximo el de Gladiator. Ella sigue sin zolpidem, pero ve y respeta y obedece a los médicos como si fueran autoridades, considera sus status como si fuesen legislativos opinadores de palabras santas cuando se trata de diagnosticar sobre la salud de los ciudadanos. A lo mejor no es eso, a lo mejor lo que pasa es que quiere tener a mano a su fuente de zolpidem. Entonces algún retoño de su dependencia psíquica la persuade para tenerlo cerca a Emiliano, que le receta zolpidem cada vez que va a verlo.

La mañana se alegra cuando en la utilísima radio Clásica se interpreta la canción del manicero. Una taza de té vacía hasta la mitad; Pifarré diezmamado por las heladas de enero y en el falso tallo de albur ya creció su primera falange de fibonacci. El único que continúa afuera es renacido, que ya tiene los típicos brotes de la temporada en cada entrenudo de su robusto tronco marrón oscuro.

Viernes 11.10am_Diario de Zolpidem. ¿Cuánto más durará la tranquilidad en la rústica casita de Candelario? Andrea hace más o menos un més que se porta como Dios manda, quizás tenga algo que ver con la vista que tuve con Andrés. Ayer mientras estábamos viendo al Barcelona se oyeron dos otres gritos, así que yo estaba equivocado: sigue viviendo aquí.

Esta temporada a renacido le han salido retoños en todos los entrenudos. Después de haberse resucitado, a albur ya le salió su corona de hojas de almendro en la última falange de fibonacci. Ayer fui hasta el cementerio de Carbajosa, aunque el ejercicio estuvo muy bien hoy no saldré con la bici. Un día de pereza no le viene mal a nadie. Además anda medio nublado el cielo, y por ahí me emociono con los kilómetros y corro el riesgo de empaparme cuando regreso. El juez ya le solicitó un abogado a mamá. Y en el juicio de Tiny he presentado el certificado de minusvalía. La mejor novedad es que mamá continúa sin zolpidem. Ahora cocina, canta o despotrica... pica cebolla también.



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