Diario de Zolpidem

Viernes 3 de abril. Día 20 de confinamiento, 12am_Como la pincelada que subrayaba la firma de Dalí en fobos florecen hojas desarmonizadas que tienen inscrito un bautismo. Fobos y medioluto siguen brotando frondosamente. A los pies de fobos germinó un manzano que no prospera. Su cordura se ramifica como los brotes de renacido. Las hojas de los manzanos son más variadas que las de los almendros. La vida tiende a dar buenos frutos si es saludable, este año le crecieron 14 ó 15 ramitas a renacido. Conjunto a esto me invaden las intoleranbles olas de las desfachateces humanas. Felizmente Andrea no empezó a parlotear desde que me senté a escribir. Cuando uno es joven piensa que la bondad es algo obligario en el mundo. Las ventanas interinas han ido aprendiendo a interesarse por los vecinos ajenos. Cada vez hay más y más gente curioseando a ver cómo vive el de al lado, si igual o más de aburrido que ellos. Ya se está difundiendo que el covid pasó en China de un murciélago raro al hombre. Sar

  Aislamiento, día 18. Miércoles 10.20am_Karma: ni bien me siento a escribir ya empiezan a oírse las lejanas voces de Andrea como una lejana radio de fondo. Irónicamente mucho más moderadas que cuando no nos vimos obligados a encerrarnos en Cuarentena. En el lado bueno del noticioso mamá sigue 10 puntos. Ya habrán pasado unos días desde que se quedó sin remedios, ni los unos ni los del otro. Por lo extremadamente general se la ve radiante, por no decir que se la ve siempre así. Evidentemente la ausencia de benzodiacepinas la va devolviendo a “su origen”, tal y como algunos naturistas le dieron por llamar. Luego de tantos silencios administrativos, me emociona pensar que estoy a punto de iniciar un contencioso en contra de los que me tocaron las narices. Por otro lado, los dos nuevos brotes de Pifarré van creciendo de a poco, conforme pasan los días. Están adheridos al tierno tallo, tan tierno como una hiedra. Están esperando al momento oportuno para hacer su necesario despliegue. Ade

  Aislamiento, día 17. Martes 31 de marzo 14hs_Los rizos que practiqué en el sentido horario para hacer redondelitos en el punto sobre las ies ya está dando sus frutos de acostumbramiento, ahora puedo intentar escribir las emes como Dios manda, para que no se confundan con una “u”. Y hablando de superaciones, otro año que pasa y que no me enfermo, mami tampoco engripa desde que estamos haciendo zanahorias en 3 ó 4 menús a la semana. Así que ha de ser por esa sanitaria hortaliza. El telediario auspiciaba nevadas en Salamanca con cotas de 500 mts. Las ateridas atmósferas de la ciudad subtormesina verificaron aquel pronóstico. A pesar de las calles frías y secas, la Salamanca nubosa no ha obedecido a ese vaticinio todavía. Sin reparar en el clima, los alaridos de Andrea pululan en el cielo raso de las habitaciones. A pesar de los golpes, el juicio con los vecinos, o la demanda de incapacitación de mamá, jamás olvidaré los espacios estrechos de esta casa, a la que he llamado “mi hogar”.

Confinamiento, día 14. 12am_2 semanas de aislamiento. Me tiene preocupado la nueva camada de almendros que he sembrado. Al lado de fobos y medioluto ha germinado un tercer manzanito que aún no me he preocupado mucho en bautizar. Ayer le regalé a mami la sencilla y flameante radito que les compré a los déspotas de Caerfour. Se puso requetecontenta, y acepta ahora ponerse cascos cuando antes no. Gracias al Deprax ha suplantado su confictiva dependencia al zolpidem, ya van casi 90 días sin el revientacaballos ese. Sin los efectos de las benzodiacepinas la vida se ha hecho más llevadera. Incluso Andrea se ha vuelto menos preocupante para mí. Sus alaridos no me preocupan ni duelen tanto desde que mamá está mejor. Las plantas crecen más pronto, Pifarré y su tronco apenas desarrollado ya tienen 2 retoños en cuya superficie se reberberan los haces del sol. Y más hacia la paupérrima copa le va creciendo uno nuevo. Los vecinos internos cada vez están más inquietos. Confinamiento, días 16. Lunes